Sindicalismo amarillo: más peligroso que mono con escopeta.

El reloj no se detiene se acercan las elecciones administrativas y, como por arte de magia, aparecen los mismos rostros de siempre: los oportunistas del turno, pancistas empedernidos, especialistas en camuflaje administrativo, que sólo asoman la cara cuando hay una papeleta que llenar. Son los eternos emplanillados con jugosos pluses —verificables con solo un clic en la página de transparencia— que jamás han movido un dedo para defender a nadie… salvo a sus jefes.

Estos personajes no cuestionan nada porque viven arrodillados a las dádivas y migajas del poder. ¿Cómo van a criticar si tienen el estómago agradecido? Y por si fuera poco, tuvieron la osadía de ir al Consejo General Universitario a votar en contra del convenio colectivo, un acto inaudito y vergonzoso. Pero eso sí, a la hora de cobrar, eran los primeros en la fila… porque la vergüenza no la conocen ni en fotos.

Peor aún, han condenado a las futuras generaciones al conspirar con sus amos de la administración para volver a los tiempos de los concursos amañados, donde impera la corrupción y el dedazo. Si nos hubiésemos quedado esperando esos concursos, aquí nadie sería permanente. Las conquistas no se regalan, ¡se arrancan con lucha!

En momentos en que el sindicalismo panameño es perseguido y la universidad enfrenta recortes presupuestarios, ¿alguien cree que estos personajes levantarán la voz? Lo único que levantarán será el pie para salir huyendo.

Por eso, hoy más que nunca, no hay espacio para las equivocaciones. Compañeras y compañeros: ¡no se dejen engañar por los mismos cuentazos de siempre! Este no es tiempo de improvisaciones. Este es el momento de separar a los niños y niñas de los hombres y mujeres del sindicato mayoritario, los que sí han arriesgado el pellejo en la lucha, los que han puesto el cuerpo, la dignidad y el tiempo por la defensa de nuestras conquistas.

Apostemos por los verdaderos líderes, los que con hechos —y no selfies— han conquistado victorias, defendido derechos y se han hecho respetar. ¡La unidad es nuestra mejor arma!